CARTAS DE CONFIRMACIÓN
Compartimos las cartas escritas por dos chicas que se ha confirmado en nuestra parroquia.
¿Por qué quiero confirmarme?
Esto es muy sencillo y a la vez es complicado, ya que
descubrir por qué estás en un sitio determinado y por qué crees en algo no es
fácil de averiguar.
Mi historia es
sencilla de principio a fin; de pequeña siempre iba de la mano de mi abuela,
con una sonrisa de oreja a oreja, cuando iba a misa. Ese es el recuerdo más
lúcido que tengo. Ella ha sido una pieza clave en tantos años de camino. Esa es una de las causas: cuando yo sea mayor poder llevar a mi nieto de la
mano, explicarle todo y llevarle todos los domingos a misa.
Creo que esta no es una decisión de elegir o no elegir, sino
de continuar o conformarse. Para llegar hasta aquí son necesarios varios años
de recorrido y en ellos vas pasando por diferentes etapas; creo que no terminar
el camino de formación, por así decirlo, sería quedarse con un sabor agridulce.
Esto no es un punto y final sino un punto y aparte. Es como la testificación de
que quiero seguir formando parte de esta comunidad. Aún no he descubierto todo
lo que la Iglesia y su conjunto me puede mostrar y ayudar, por eso estoy aquí:
para descubrirlo; quizás no descubra nada o quizás lo descubra todo.
Llevo desde los 6
años en catequesis de manera consecutiva y cada año ha sido una gota más; quien
sabe si dentro de unos años llenaré el vaso de agua entero. Esta es mi
historia, no es ni más ni menos que la de los demás. Para mí es especial porque
a lo largo del tiempo te das cuenta que pese a todo no estás sola, que no
tienes que tener miedo porque hay alguien que te apoya y que debes de luchar
por tus sueños porque siempre hay alguien que cree en ti. Confirmarme es un
paso hacia delante en el camino; ahora viene lo difícil: descubrir si valió la
pena y si es así, por qué.
Yaiza.
¿Por qué quiero confirmarme?
En mi casa siempre han sido muy creyentes: mis abuelos, mis
padres y mis hermanos; todos han hecho la Confirmación y casi todos han
continuado su vida cristiana después de esto.
El bautizo, por supuesto, lo eligieron mis padres por mí, ya
que no era consciente ni de mi existencia. Yo desde pequeña he ido con mis
padres a misa y ellos me han transmitido su valor.
La comunión podría decir que fue elegida; pero a esa edad no
eres demasiado responsable como para tomar decisiones por ti mismo y supongo
que te dejas llevar por lo que hacen los
demás y por los que eligen por ti.
Después de hacer la comunión seguí yendo a catequesis, no sé
si por apetencia o por costumbre; pero tampoco pedían nada extraordinario, así
que ir no suponía mucho esfuerzo.
Fue hace dos años cuando verdaderamente era yo la que tenía
que elegir, y no solo eso, también comprometerme. Como he dicho antes, en los
anteriores “ciclos” no se pedía más que la asistencia a misa (y no muy
rigurosa) y como mucho preparar una misa al año.
Hace dos años nos vinieron de pronto unos compromisos
(tampoco muchos) que me hicieron darme cuenta de que la vida de un cristiano no
solo es ir a misa y dejarse hacer, también hay que participar en la comunidad.
Nos hicieron firmar un papel en el que nos comprometíamos a preparar la Vigilia
de la Inmaculada, a ir a las convivencias y un compromiso a elegir entre una
pequeña lista. Yo elegí el de acompañar a una catequista.
Al principio nos quejamos, acostumbrados a no hacer nada: ¿por
qué empiezan a pedirnos cosas ahora que estamos acabando? En realidad no
estamos acabando, sino que estamos empezando una nueva etapa en la que tenemos
que ser más conscientes de nosotros mismos. (También he de decir que a lo de la
catequista solo fui el primer año)
En cuanto al padrino, he elegido que sea mi hermano porque
ha estado muy presente en ésta y otras muchas facetas de mi vida. Además, fue
el único que dejó de explicarme la religión como a los niños y empezó a hacerlo
como lo haría a sus alumnos de la universidad. Si no fuese por él me hubiera
aburrido de escuchar siempre lo mismo y me habría quedado a medio camino.
A ver, que me había desviado del tema, ¿por qué quiero
confirmarme? Porque ahora que sé lo que conlleva ser cristiana, estoy convencida
de mi fe y quiero, como una persona libre, recibir el Espíritu para continuar
la vida cristiana y seguir avanzando en ella.
Irene.
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