El pasado domingo, día 2 de febrero, el día de la Presentación de Jesús en el templo, en el marco de la Oración por la Vida Consagrada, una joven del Monasterio de la Santísima Trinidad de las MM Benedictinas de nuestra comunidad, ha tomado el hábito, Es un primer paso importante para su camino vocacional; nos unimos a su alegría y oramos por ella. Transcribimos el testimonio que dio el jueves en la oración de mes:
Como ya sabéis, mi nombre es: Martha Dilcia. Hace más de un año, que llegué al monasterio, dando comienzo a un nuevo camino en mi vida. Dar testimonio de este año, es como mirar esa plantita frágil, que necesita de todo cuidado: agua, sol, abono… para que pueda crecer sana.
Sí, como acabo de manifestar, cuando pienso en este año de discernimiento, me veo reflejada, en la plantita. También yo, he necesitado de cuidados más especiales, como es: La oración, la escucha de la Palabra, la Eucaristía, que es el pan que nutre nuestra vida, las mediaciones humanas, la vida fraterna, que me estimula a seguir hacia adelante, para poder echar raíces y crecer en la verdadera madurez: el seguimiento a Jesucristo en la vida monástica. Quisiera, pediros, una oración especial por mí; pues el domingo tomaré el hábito, y con este paso iniciaré el noviciado canónico. Durante este año, he ido conociendo a la comunidad, su forma de vivir, el ir iniciándome en el conocimiento de la regla, y costumbres del monasterio. También he comenzado mi formación humana con los estudios. El noviciado, consta de dos años. Es una etapa, importante y formativa, que me hace profundizar más, en lo que es la vida monástica, y que me prepara para hacer la Profesión religiosa, con los votos monásticos. Aunque es muy sencillo, el ritual de la toma de hábito, os voy a leer, el significado de cada signo: El Hábito: Que el Señor, me reviste del hombre nuevo, creado según Dios en justicia y santidad verdadera. La correa: Que el Señor nos ciñe, con el ceñidor de la justicia y de la pureza. El escapulario: Es recibir el yugo del Señor, y soportar su peso, que es suave y ligero. El velo: Es signo de la entrega a Cristo el Señor, y dedicación total a su servicio. La lámpara: Significa, que Cristo es Lámpara para nuestros pasos, y luz en nuestros senderos. Como veis, es muy sencillo, pero para nosotras tiene un sentido muy especial. Agradezco vuestra cercanía, y por mi parte os ofrezco, mi oración por este pueblo tan querido, a donde Dios me ha llamado.